martes, 6 de noviembre de 2012

Un diente flojo bajo la almohada.

In loco, ad praeteritum tempus... 
subridentes.

Tengo el apetito de lugares fríos.
Deseo naufragar mi pluma en un Adriano a baja temperatura.
Anhelo tenderme en la bruñida e intempestiva imagen de la represa al fin rota.
Ambiciono mi cuerpo desnudo sobre el glacial.
Trozo a trozo.
Cayendo…
tendiéndose ante mí.
Y apreciar entonces el verdadero calor de un cuerpo.
¡Necesito bullicio!
Gritos confinados en neveras de 400 metros.
Mi afán es por fin encontrar en una boca el beso fénix.
            Digamos que en la tuya se encuentre Adriano.
¿Estás dispuesto a Arder mientras las paredes se agrietan in hibernum?
Dime…
¿Estás dispuesto?
Más allá de la turbulencia vestida en una habitación de hotel…
¿estás dispuesto?
Te presentaré el verdadero caos.
Seré un buen anfitrión de la fiesta.
Lo prometo.
Sólo tu, sólo yo.
Nuestros recuerdos, nuestros fantasmas,
todos juntos.
¡Nada!
¡Nada!
¡Nada!
No te ahogues… ¡Nada!
Permite que el eco de las voces se pierdan en el aire.
Nada Adriano,
¡Nada!
La neblina en nuestras bocas…. El polvo de ellos.
Concede la bienvenida al ave de mi vida…
Digo, el ave de mi fuente
            Mi bóveda.
Sus alas me impiden el vuelo mientras sueño,
Porque sólo ella sabe que no hay vuelo más alto que el de mis sueños.
Vivo por mi Ave Adriano…
Ella entiende la alienación del laberinto..
Mi mente.
La comprende.
Aborrezco la quietud.
Estar a solas con mis voces…
Detesto la serenidad de mis voces.
Los silencios….  Ya no sé que es el silencio.
Sólo sé de ríos… y rosas
De camas y llaves
De puertas y corales
De gatos y lunas
De luces quema cortezas que me dejan al desnudo….
¡No quiero eso!
No mas…

Tengo el apetito de lugares fríos
Deseo que el ave vuele en nuestras bocas.
Anhelo la paranoia en una habitación de hotel.
Ambiciono la fiesta.
            Diente a diente.
Sonríe Adriano… el río se desborda en nuestra almohada.