martes, 25 de noviembre de 2014

Vacío.


De acuerdo a la cosmogonía egipcia y cristiana,  solo se necesitó dos cosas para la creación de los mundos: Vacío y Espíritu.



Vacío,
            vacío,
                     vacío,
                                vacío,
                                           vacío,
                                                       vacío,
                                                                   vacío___________.

Dejé todo en las siete puertas.
Quedando una esperanza golpeada por mí sombra.
Intentando calentar mi cuerpo hasta hacerlo cenizas como las salamandras en la vía láctea
Buscando una vésica de piscis para cruzar el portal hasta llegar a no sé cuál dimensión. 
Y darme cuenta que al final todo no es más que una espiral, sí la sacamos de la 3D se convierte en una montaña que grita nuestros nombres
Pero, cuál...
Como si el lenguaje no fuera más que sonido, luz y forma, resurgiendo incesantemente entre todas las esferas.
Y nuestra devoción alcanzada con los cantos al padrehijoespíritusanto
Iluminan los salones internos regalándonos la infinita oportunidad del infinito de santificarnos con una mujer, dándonos a luz.


Hoy quiero decirte mucho. ¿Tienes tiempo?
Para estar contigo en estos megabytes que nos truncan nuestra telepatía y nuestros dones espirituales que nos impiden reconocer quienes somos.
¡Además de esferitas navegando a casa!
¿Ves? Hoy quiero decirte mucho.
Quiero decirte por ejemplo, que daría mucho de esta Encarnación para que fueras tú la que me escribió esa carta.
También quiero decirte que realmente te esperé un año, y cuando llegaste ya era tarde.
Tarde porque vivimos en un mundo dualista que llega a su fin para ascender a dimensiones sutiles en donde el tiempo se hará uno con la voluntad del creador padremadrehijo o como lo quieras ver padrehijoespiritusanto
Y que definitivamente no tramé alejarme, eso no se trama, solo se es en línea recta siguiendo los patrones del espíritu masculino que yace en mi interior,  y que no pude demostrarte el calor de su efervescencia como vulcano porque la coraza en nuestros corazones era demasiado grande que ni la excálibur del rey Arturo podía atravesarlas,
Y que solo a través de viajes interestelares pude romper, abriendo mi verbo a ti, el cual también lo cerré como alabanza a tu nombre
Pues salí del laberinto, y no fue por el hilo que tenias en tu cuerpo, sino un hilo más brillante representado en una partición de mi ser, al que todos llaman Madre, o nuestra interna inmaculada Concepción y su misericordia es tanta que me permite y me da las palabras santas para escribirte esto con el mayor amor de octavas superiores que aun nuestras conciencias no están acostumbradas a recibir en este universo del cual saldremos hechos esferas. Y allí lo recordaremos todo, y como no tendremos boca para sonreír, brillaremos, y será tanta la luz que emanaremos como el lucero de la mañana

Y las pinturas que tanto nos gustan serán -oo.

comparado al color en donde moraremos por los aeones porvenir que no son más que éste presente azul y dorado al que guardo reverencia.