martes, 31 de diciembre de 2013

A Calderón, un 31 de Diciembre.



A Josué Calderón, un 31 de  Diciembre.

Calderón, hoy me he levantado con una tranquilidad en el corazón. Con una paz que se consigue en las playas de mi península, en las montañas de sus andes, en sus ríos… en los ojos de una mujer. Por no salirme del país maravilloso del encuentro,  por amar por encima de todos los países esta tierra santa que lo tiene todo: Venezuela. El solo nombre del país llama a la gente a venir acá, es un lugar de encuentros, de llegadas y adioses. De muerte y renacimiento como todos, pero lo defiendo, con escudo y espada como enseñaron los cuentos de pequeños. Pobres las gentes que migran buscando felicidad cuando nacieron aquí con todas estas maravillas. Entonces no cabe duda de los ojos en desuso…

Hoy con este corazón celeste quiero darle las gracias. Por la infinitud que no pueden medir las palabras ni las voces de los hombres. No sé cuánto me dure el azul aquí, pero quiero que sepa que es un pedazo de energía oscura y los correspondientes astros que circundan en su pecho son una prueba de ello.  En tan poco tiempo he transitado muchos caminos, dirán que viví muy rápido. Pero eso no era vida. Ahora puedo decir que morí muy rápido en tantos caminos recorridos. Tantos viajes fuera de sí mediante la mente intranquila, impaciente, con un corazón corroído no se puede amar, y he allí el camino que escogí, El amor.

Citando a Keats, “Alguna vez me asombró que los hombres fueran al martirio por su religión, temblaba de pensarlo. Ahora ya no tiemblo. Podría ir al martirio por mi religión, el amor es mi religión y podría morir por él (…)” y muero, muero a cada rato, y aún me falta tanta muerte que recorrer, tanta muerte que vivir, por supuesto que hay vida después de la muerte.  Para verlo solo se necesita el corazón encendido con la llamarada del espíritu, es el amor el que frisa cada una de las grietas que poseen los pechos, es el amor el único camino y la única verdad. No me interesa estar en ninguna religión, en ningún dogma, en ningún lugar, me interesa es el amor. Y eso es todo.

Lo veo y me veo sabiendo que puedo. Es un niño hermoso que instruye con el ejemplo. Dios teje los encuentros de forma misteriosa, es verdad y sin mentira que todo esto que vivimos debe ser solo un pedazo de la telaraña gigantesca e invisible que existe ante nuestros ojos terrenos. Si veo hacia atrás, solo un poco… veo cada decisión y su efecto. Me alegra muchísimo haber decidido quedarme con ustedes, los locos de mierda aquella noche en Adícora en vez de ir a un polvo seguro que no me dejaría nada. Conocí con ustedes la decadencia del hombre, el inframundo en la tierra –valga la redundancia-  ¡Delicia, delicia! Nos gusta, y solo admitiendo que nos gusta podemos verlo. Conocí hasta la marihuana aquella vez, qué rica, por cierto… me iba atropellando un camión 350 y solo me dio risa. Parecía un niñito, quizá por eso a las gentes les  guste tanto. Se sienten inocentes aunque sea por momentos cortos de tiempo, es como soñar dentro de un sueño, creyéndose despiertos. Igual hasta ellos se pierden de lo hermoso que es vivir la vida intensamente. El tatuaje de Diego lo es todo “Vivir feliz es vivir viviendo” hasta se le perdona el pacto, por la hermosa verdad que lleva en su piel.

Ay pito, luego me regaló un pedazo de cielo al encontrarse con su niña por vez primera en ese apartamento. Qué corazón tan oscuro el mío, sentir envidia y perversidad en aquel momento, cuán dormido amigo puede estar uno. Lo del encuentro se lo reservo a usted y sus memorias, su corazón recuerda mejor esto que yo.

Luego vino el olvido….

Después su regreso y el oro. Los cambios. ¡Qué cambios tan hijoeputas!  Solo quiero decirle, como de seguro ya se lo he dicho tantas miles de veces que lo admiro. Admiro su sacrificio. Su rosa roja. Es bella marico. Es bella. Nunca dejará de ser bella. Es una rosa roja inmortal como todos aquellos  que han desarrollado de verdad el amor, y aunque conocer esto ha desatado en mí tantos océanos en mis ojos vale la pena, vale demasiado la pena.

Gracias por tener fe en mí pito, hasta en los momentos más oscuros… Hoy amaneceré en el faro este año nuevo, quiero que sepa que iré solo. Es mi tributo al amor. El faro que le presté por accidente para enamorarse usted de ella, aunque para el amor no hay mejor lugar de encuentro que los ojos de una mujer. Qué ironía. Siempre venía al faro a pensar en el amor, y siempre estuve solo allí, estando solo.

Quiero que sepa también que veré nacer al sol con mi espalda y sus escorpiones. Me libraré de ellos a las tres de la mañana, tratándome de convertir en cabra o en pez. El  sacrificio soy yo, he aquí el mejor ritual de fin de año. La gente si es pendeja al creer en tantas mierdas. Saludaré a Venus y a las estrellas también, y pediré al aire un beso de los labios en los que pienso. A ver sí el aire me los trae a mí en esta ciudad tan ventilada. Por cierto pito, la vi en Adícora con un vestidito hermoso que le cubría el traje de baño. El sol moría a mi espalda mientras ella se acercaba a mí  creando un nuevo lugar de encuentro. En el mismo lugar donde conocí el infierno con usted, ella me mostró el cielo. Razón tuvo el estrellado al esconder la luna ese día. Sí es que ella estaba parada delante de mí dudando de mi existencia, y aquí entre nos hasta yo dudé de la belleza del momento.  

Qué ironía mi niño. Qué telaraña tan hermosa puede crear Dios.  

PD: El II es mío. Tan mío que se vuelve ella. Pero lo que sí puedo decirle es esto: ¡Qué buenas piernas tiene ese poema que se bañó en el mar conmigo a la una de la mañana y qué corazón tan encendido me dejó!   

martes, 24 de diciembre de 2013

I



Me haces querer escribir unos versos, niña.
Con la clavícula izquierda medio abierta como casa para pájaro.
Tu rayo sobre el árbol perdido se clava en mí,
E s c u d r i ñ a s   los cimientos de este cuerpo,
Cuerpo inútil.
Abandonado en un desierto sin nombre mientras el fuego cae en mis ojos.
Ojos dormidos tanto tiempo.
Tiempo que me duele como aguijones de mil escorpiones en la espalda.

Vuelas niña. Vuelas y me dejas,
Para luego regresar por mí.
Y ya después me cantas, si tú supieras cuán hermoso cantas.
Haces  llorar hasta las campanas baratas que se guindan en las puertas de este hotel.
Puertas que abres tú, la primera, con tan solo clics inanimados.
Impregnándome el mar en los ojos me dan ganas de enterrarme el alma
porque no me entiendo, y no entiendo estos deseos de mujer, de alcanzarte.

Este anhelo puro: Ilusión, realidad, juegos del azar. ¡Yo qué sé qué es!  
Cuántos soles he visto en esta recepción en la que se me va la vida.
Y cuantas sombras, cuantos fantasmas que me abren las puertas a las 3 de la mañana.
A las 4 no, a las 4 me he descubierto estático, como película lunar de 1902 mal puesta.
Esos espacios en blanco entre los cuadritos grises,
Y el sonido de los grillos de fondo.

Hoy quiero escribir y hacer contigo lo que no hice nunca, niña.
O como escribió uno de tus favoritos: lo que la primavera hace con los cerezos.
Quiero atreverme, por el único hecho de poder.
Por el libre albedrío de verme libre.
Más dudas…
Dudas de la reacción del niño escaneado con psicología, movimientos vaivén
Manos entrecruzadas, la frente sudando, la pierna derecha en ziczac, y tú…
Intacta.
Por encima del trono.
¡Gritas victoria mientras una flor te nace en el pecho!
Y yo la veo, con estos ojos de fe inquebrantable,
Con la filosofía perenne que te describe toda.
Con esta verdad tan galáctica que se  vuelve mentira en la tierra.
Y si… Pasa que aún con todo esto dudas.
Dudas de la palabra
Y del sonido de mis labios,
Piensas que es un experimento.
Experimento
Experimento
Experimento
Como otros, como muchos.
Juran que pretendo, que deseo y nada más….
Pero niña, mírame el rostro, tócame el pecho,
 Acaso no ves que solo siento y eso es todo.

Ven y cubrámonos los pies de escarcha mientras las olas nos desnudan,
Como si fuese nuestra primera vez en la gran oscilación.
Ven niña, agárrame la mano que quiero ir contigo al cielo,
Créele al sonido de mi boca.
O por lo menos a estos versos en desuso que crean barcas sin destinos
Porque el único destino que hay para mí es salir de este naufragio contigo.
Y si no es contigo, será con otra…
Y si no es con esa otra, será con la siguiente…
Y así sucesivamente hasta que se me acaben los números
Y se rompan los calendarios
Y los años marquen el fin a esta parábola hermosa que comenzó en 1990.
Pero si soy honesto, si realmente soy honesto,
mejor que sea contigo. 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Encuentro con una maga.



Conocí la vocal A en el sonido de tus labios.
La escuché en la ciudad de oro con toda y su fiebre.
-Huíamos de ella-
La que me hacía convulsionar de niño,
mientras mis padres le oraban al ciervo.
No llegaste en un caballo blanco,
Más el blanco te cubría el mundo.
A tus lunas,  
A tu sol,
Y a cada uno de los ochenta mil planetas que guardas en el pecho.
Mi mundo se hizo cenizas con tu fuego.
Se desvaneció en tus ojos cuando el sol yacía en su lecho,
el epígrafe del instante silenció nuestras voces
Arrullándonos sobre los gigantes cubre avenidas.
Los pisamos.
Aunque sea por un segundo, vencí al Goliat.
Hasta que la tec-no-lo-gía interrumpió las confesiones
Los por qué,
Dejando ver claramente,
–Como si hubiésemos obtenido por un momento la caridad de la visión fuera del sueño-
El hilo dorado que llevas contigo.
Y no, no hablo del hilo invisible que nos une,
-yo ni sé si estamos unidos-
Cómo saberlo, aquí en los infiernos, intentando escalar por ti
Hermosa rosa.
Rosa ígnea.
Pedí por ti en la vibración encomendada del alma.
Mis sentidos te reconocieron,
Hermosa. Mil veces hermosa.
Radiante como en el sueño.
El mar escuchó lo que no dije.
El mar escuchó la plegaria de mi corazón
                Mientras la luna se burlaba de mí con su sonrisa 360.
No importa, le agradezco a Ella también,
Porque iluminó tu piel, mientras  el perfume de tus cabellos me dictaba el camino.
Cerré mis ojos.
Como lo indica tu espalda presente.
Blanca. Siempre blanca.
Jugabas con tus cuerpos, delante de mí.
Alcanzable, tan solo a unos metros.
Estatua-Marica-Hombre
Estatua-Hombre
Hombre.
Y si, me descubriste. Mirándote.
Con todo y mis ojos cerrados,
Te vi, te vi mujer.

Mujer primera.     

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un hilo de ti.



Blanco hueso.
Pluma de avestruz.
Inciensos de Diana.
Piedra-ave.
Virgen.
Siervo de Dios.
Arcángel.
Cuarzo.
Éter.
Vela, sin… sin fuego.
Tengo tanto en esta mesa, y aún así me faltas.
Hilo dorado, brillante.
Te entreveo en el laberinto.
Y Fuera de él, en mis infiernos.
Desde el séptimo círculo, te veo.
Te veo dulce.
Blanca.
 Lavanda.
Amapola.
Te siento viva.
Mientras los gigantes nos separan.
Los amarillos, cubre avenidas.
David luchando contra Goliat.
Princesa.
Mujer fuego.
Siento frío aquí.
Espérame dónde estás.
                Que yo subiré.
Buscaré tu nombre.
Tu piel.
Iré en el siervo.
El siervo y su música.
El siervo y tú.
Te buscaré en las montañas.
En los volcanes.
Nadaré en las nubes.
Donde tú quieras, yo iré.
Porque vale la pena llegar a ti.
Estoy muriendo, a cada rato.
Mi cruz, la carne.
Mi rosa, ¿tú?
¿blanca o roja?
Hilo dorado, brillante.
Te quito el habla para escribirte, acá.
En sitios sin nombres.
Sin masa.
Sólo éter.
Sólo éter.
Sólo éter.

   y un recuerdo de nuestras manos entrecruzadas.