Me haces querer escribir unos versos, niña.
Con la clavícula izquierda medio abierta como casa para
pájaro.
Tu rayo sobre el árbol perdido se clava en mí,
E s c u d r i ñ a s los cimientos de este cuerpo,
Cuerpo inútil.
Abandonado en un desierto sin nombre mientras el fuego
cae en mis ojos.
Ojos dormidos tanto tiempo.
Tiempo que me duele como aguijones de mil escorpiones en
la espalda.
Vuelas niña. Vuelas y me dejas,
Para luego regresar por mí.
Y ya después me cantas, si tú supieras cuán hermoso cantas.
Haces llorar hasta
las campanas baratas que se guindan en las puertas de este hotel.
Puertas que abres tú, la primera, con tan solo clics
inanimados.
Impregnándome el mar en los ojos me dan ganas de
enterrarme el alma
porque no me entiendo, y no
entiendo estos deseos de mujer, de alcanzarte.
Este anhelo puro: Ilusión, realidad, juegos del azar. ¡Yo
qué sé qué es!
Cuántos soles he visto en esta recepción en la que se me
va la vida.
Y cuantas sombras, cuantos fantasmas que me abren las
puertas a las 3 de la mañana.
A las 4 no, a las 4 me he descubierto estático, como
película lunar de 1902 mal puesta.
Esos espacios en blanco entre los cuadritos grises,
Y el sonido de los grillos de
fondo.
Hoy quiero escribir y hacer contigo lo que no hice nunca,
niña.
O como escribió uno de tus favoritos: lo que la primavera
hace con los cerezos.
Quiero atreverme, por el único hecho de poder.
Por el libre albedrío de verme libre.
Más dudas…
Dudas de la reacción del niño escaneado con psicología,
movimientos vaivén
Manos entrecruzadas, la frente sudando, la pierna derecha
en ziczac, y tú…
Intacta.
Por encima del trono.
¡Gritas victoria mientras una
flor te nace en el pecho!
Y yo la veo, con estos ojos de fe inquebrantable,
Con la filosofía perenne que te describe toda.
Con esta verdad tan galáctica que se vuelve mentira en la tierra.
Y si… Pasa que aún con todo esto dudas.
Dudas de la palabra
Y del sonido de mis labios,
Piensas que es un experimento.
Experimento
Experimento
Experimento
Como otros, como muchos.
Juran que pretendo, que deseo y nada más….
Pero niña, mírame el rostro, tócame el pecho,
Acaso no ves que solo siento y eso es todo.
Ven y cubrámonos los pies de escarcha mientras las olas
nos desnudan,
Como si fuese nuestra primera vez en la gran oscilación.
Ven niña, agárrame la mano que quiero ir contigo al
cielo,
Créele al sonido de mi boca.
O por lo menos a estos versos en desuso que crean barcas sin
destinos
Porque el único destino que hay para mí es salir de este
naufragio contigo.
Y si no es contigo, será con otra…
Y si no es con esa otra, será con la siguiente…
Y así sucesivamente hasta que se me acaben los números
Y se rompan los calendarios
Y los años marquen el fin a esta parábola hermosa que
comenzó en 1990.
Pero si
soy honesto, si realmente soy honesto,
mejor que
sea contigo.
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