martes, 24 de diciembre de 2013

I



Me haces querer escribir unos versos, niña.
Con la clavícula izquierda medio abierta como casa para pájaro.
Tu rayo sobre el árbol perdido se clava en mí,
E s c u d r i ñ a s   los cimientos de este cuerpo,
Cuerpo inútil.
Abandonado en un desierto sin nombre mientras el fuego cae en mis ojos.
Ojos dormidos tanto tiempo.
Tiempo que me duele como aguijones de mil escorpiones en la espalda.

Vuelas niña. Vuelas y me dejas,
Para luego regresar por mí.
Y ya después me cantas, si tú supieras cuán hermoso cantas.
Haces  llorar hasta las campanas baratas que se guindan en las puertas de este hotel.
Puertas que abres tú, la primera, con tan solo clics inanimados.
Impregnándome el mar en los ojos me dan ganas de enterrarme el alma
porque no me entiendo, y no entiendo estos deseos de mujer, de alcanzarte.

Este anhelo puro: Ilusión, realidad, juegos del azar. ¡Yo qué sé qué es!  
Cuántos soles he visto en esta recepción en la que se me va la vida.
Y cuantas sombras, cuantos fantasmas que me abren las puertas a las 3 de la mañana.
A las 4 no, a las 4 me he descubierto estático, como película lunar de 1902 mal puesta.
Esos espacios en blanco entre los cuadritos grises,
Y el sonido de los grillos de fondo.

Hoy quiero escribir y hacer contigo lo que no hice nunca, niña.
O como escribió uno de tus favoritos: lo que la primavera hace con los cerezos.
Quiero atreverme, por el único hecho de poder.
Por el libre albedrío de verme libre.
Más dudas…
Dudas de la reacción del niño escaneado con psicología, movimientos vaivén
Manos entrecruzadas, la frente sudando, la pierna derecha en ziczac, y tú…
Intacta.
Por encima del trono.
¡Gritas victoria mientras una flor te nace en el pecho!
Y yo la veo, con estos ojos de fe inquebrantable,
Con la filosofía perenne que te describe toda.
Con esta verdad tan galáctica que se  vuelve mentira en la tierra.
Y si… Pasa que aún con todo esto dudas.
Dudas de la palabra
Y del sonido de mis labios,
Piensas que es un experimento.
Experimento
Experimento
Experimento
Como otros, como muchos.
Juran que pretendo, que deseo y nada más….
Pero niña, mírame el rostro, tócame el pecho,
 Acaso no ves que solo siento y eso es todo.

Ven y cubrámonos los pies de escarcha mientras las olas nos desnudan,
Como si fuese nuestra primera vez en la gran oscilación.
Ven niña, agárrame la mano que quiero ir contigo al cielo,
Créele al sonido de mi boca.
O por lo menos a estos versos en desuso que crean barcas sin destinos
Porque el único destino que hay para mí es salir de este naufragio contigo.
Y si no es contigo, será con otra…
Y si no es con esa otra, será con la siguiente…
Y así sucesivamente hasta que se me acaben los números
Y se rompan los calendarios
Y los años marquen el fin a esta parábola hermosa que comenzó en 1990.
Pero si soy honesto, si realmente soy honesto,
mejor que sea contigo. 

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