miércoles, 4 de diciembre de 2013

Un hilo de ti.



Blanco hueso.
Pluma de avestruz.
Inciensos de Diana.
Piedra-ave.
Virgen.
Siervo de Dios.
Arcángel.
Cuarzo.
Éter.
Vela, sin… sin fuego.
Tengo tanto en esta mesa, y aún así me faltas.
Hilo dorado, brillante.
Te entreveo en el laberinto.
Y Fuera de él, en mis infiernos.
Desde el séptimo círculo, te veo.
Te veo dulce.
Blanca.
 Lavanda.
Amapola.
Te siento viva.
Mientras los gigantes nos separan.
Los amarillos, cubre avenidas.
David luchando contra Goliat.
Princesa.
Mujer fuego.
Siento frío aquí.
Espérame dónde estás.
                Que yo subiré.
Buscaré tu nombre.
Tu piel.
Iré en el siervo.
El siervo y su música.
El siervo y tú.
Te buscaré en las montañas.
En los volcanes.
Nadaré en las nubes.
Donde tú quieras, yo iré.
Porque vale la pena llegar a ti.
Estoy muriendo, a cada rato.
Mi cruz, la carne.
Mi rosa, ¿tú?
¿blanca o roja?
Hilo dorado, brillante.
Te quito el habla para escribirte, acá.
En sitios sin nombres.
Sin masa.
Sólo éter.
Sólo éter.
Sólo éter.

   y un recuerdo de nuestras manos entrecruzadas.

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