sábado, 29 de marzo de 2014
miércoles, 19 de marzo de 2014
V
Padre, ven a nosotros, hoy te necesitamos.
No entendemos esta espera mortal que nos cincela el
espíritu.
Ella ha desaparecido, y así nuestro canto en las mañanas.
Las aves nos extrañan y las nubes han empequeñecido.
Los colores ya no son tan brillantes como antes, ni vemos
el hálito de luz en las lámparas de las avenidas.
Tráela de vuelta Padre.
Y con ella nuestra
voluntad febril de alcanzar las alturas.
Sé que tú estás en ella,
Y ella está en nosotros, pero hoy no la encontramos.
Sabemos también que está en éstos versos que no caen en
el vacío.
Aunque nuestro cuerpo desvanezca ante las sombras
Nuestros versos viajarán a la luz.
Observa estas señales de humo que producen nuestras
manos,
Míralas cada mañana buscándola a ella en el aire.
No está… no está,
Dime Padre cuántos escalones hay entre nosotros,
Dame el número exacto para ver si estos estudios nos
sirven para encontrarla.
Muéstrale Padre, que decimos su nombre todos los días a
las seis de la mañana y a la cinco de la tarde. Que no hay un día en el que no
hayamos dicho su nombre.
Dile también que perdone nuestra forma de amarla,
Porque deben darle
ganas de salir corriendo
-seguramente
lo hizo-
y aquí estamos nosotros en un lugar de encuentro
buscándola en ésta noche oscura,
la luna se llegó tarde, pero vino a alumbrarnos el alma y a decirnos cómo
cultivar la paciencia, intentamos comerla poco a poco, pero estaba roja y nos
quemó la lengua.
Dile que teniendo la serpiente alrededor de nuestro
cuello,
estrujándolo, enfriándonos los ojos, no dejamos de
pensarla, aunque el mar desaparecía ante la noche dejando solo un portal
abierto que se esconde a la visión.
Padre, dile que ella me ha salvado
aún teniendo la dádiva hecha hombre entre mis manos, me
salvó
y tu nombre vino a mí.
Recuerdo que lo dijimos 1000 veces esa noche, sé que velabas por
nosotros cuando se nos congeló el brazo por no hacerle caso a la bestia.
Sé también que fuiste tú el que nos levantó a las seis de
la mañana al día siguiente para ver nacer al sol.
Qué hermoso es ver como la oscuridad finita desaparece
del mar espejo, y con ésta extinta, se hace visible la espuma blanca donde nació
Venus, invitando a sumergirnos.
Qué hermoso se pinta de azul el cielo, y las esferitas de
luz regresan a nosotros exaltadas por superar la prueba. Una de tantas.
Padre pensándolo mejor, no vengas
Dale a ella las gracias.
Llénale toda su vida de oro.
Cuando termine sus estudios, conviértela en Águila para
que vuele a donde quiera,
Que se sumerja en la Gran Sabana y luego vaya al Amazonas
para que beba un sorbo del Salto Ángel y luego regrese aquí, y nos reconozca
hechos halcón.
Dile que no hace falta estar juntos para que yo la ame,
Dile que no hay olvido para nosotros.
Dile que me encanta verla vestida de blanco con corona de
lavanda en mis sueños.
Dile que para nosotros ella es única como una rosa
pintada de sol.
Dile que el rocío de la mañana se ve más bonito cuando sé
de ella.
Hazle saber Padre…
Que hoy si canté.
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