De acuerdo a la cosmogonía egipcia y cristiana, solo se necesitó dos cosas para la creación de los mundos: Vacío y Espíritu.
Vacío,
vacío,
vacío,
vacío,
vacío,
vacío,
vacío___________.
Dejé
todo en las siete puertas.
Quedando
una esperanza golpeada por mí sombra.
Intentando
calentar mi cuerpo hasta hacerlo cenizas como las salamandras en la vía láctea
Buscando
una vésica de piscis para cruzar el portal hasta llegar a no sé cuál dimensión.
Y
darme cuenta que al final todo no es más que una espiral, sí la sacamos de la
3D se convierte en una montaña que grita nuestros nombres
Pero,
cuál...
Como
si el lenguaje no fuera más que sonido, luz y forma, resurgiendo incesantemente
entre todas las esferas.
Y
nuestra devoción alcanzada con los cantos al padrehijoespíritusanto
Iluminan
los salones internos regalándonos la infinita oportunidad del infinito de
santificarnos con una mujer, dándonos a luz.
Hoy
quiero decirte mucho. ¿Tienes tiempo?
Para
estar contigo en estos megabytes que nos truncan nuestra telepatía y nuestros
dones espirituales que nos impiden reconocer quienes somos.
¡Además
de esferitas navegando a casa!
¿Ves?
Hoy quiero decirte mucho.
Quiero
decirte por ejemplo, que daría mucho de esta Encarnación para que fueras tú la
que me escribió esa carta.
También
quiero decirte que realmente te esperé un año, y cuando llegaste ya era tarde.
Tarde
porque vivimos en un mundo dualista que llega a su fin para ascender a
dimensiones sutiles en donde el tiempo se hará uno con la voluntad del creador
padremadrehijo o como lo quieras ver padrehijoespiritusanto
Y
que definitivamente no tramé alejarme, eso no se trama, solo se es en línea
recta siguiendo los patrones del espíritu masculino que yace en mi
interior, y que no pude demostrarte el
calor de su efervescencia como vulcano porque la coraza en nuestros corazones
era demasiado grande que ni la excálibur del rey Arturo podía atravesarlas,
Y
que solo a través de viajes interestelares pude romper, abriendo mi verbo a ti,
el cual también lo cerré como alabanza a tu nombre
Pues
salí del laberinto, y no fue por el hilo que tenias en tu cuerpo, sino un hilo
más brillante representado en una partición de mi ser, al que todos llaman
Madre, o nuestra interna inmaculada Concepción y su misericordia es tanta que
me permite y me da las palabras santas para escribirte esto con el mayor amor
de octavas superiores que aun nuestras conciencias no están acostumbradas a
recibir en este universo del cual saldremos hechos esferas. Y allí lo
recordaremos todo, y como no tendremos boca para sonreír, brillaremos, y será
tanta la luz que emanaremos como el lucero de la mañana
Y
las pinturas que tanto nos gustan serán -oo.
comparado
al color en donde moraremos por los aeones porvenir que no son más que éste
presente azul y dorado al que guardo reverencia.