viernes, 6 de mayo de 2011

Caballero azul.


Aun entiendo poco la forma en que nuestros senderos se cruzaron, a pesar de todo se lo debemos a la mentalidad de un simple humano, TÚ, azul índigo logras llevarme a un mundo completamente nuevo, lejos de los deseos, de los miedos, lejos de cualquier tipo de cordura o locura. En tan poco tiempo pudiste destruir mis demonios, armaste mi fe de una manera tan intangible, que ni tú, ni yo, ni la explicación misma puede descifrarlo.

Tal ves sea cierto y eres un ermitaño de ermitaños… Más algo pudiste ver en mí que en otros no, y es ese motivo sin razón lo que hace que Morfeo nos una mediante los sueños, el padre que cuida de mí desde que viaje en sus brazos al onírico.

Entiéndelo: ¡Somos estrellas inalcanzables!,  y aún así esperamos poder caer de los cielos para formar parte de una adquisición de un simple hombre, inaudito nuestro error, pero mucho más nuestro complejo: que aún a sabiendas de lo que nuestra mente es capaz de lograr, tendemos a conformarnos con lo más básico que nos puede brindar este mundo terrenal: Un hombre, un animal más, sí Gaia nunca los ha necesitado, ¿Por qué el humano que llevamos por dentro se enfrasca en tal absurdo?.

En tu corta edad no lo has podido descifrar, ni en tus vivencias, ni mucho menos con el uso de folletos y Libros. < ¡Por los Dioses!, libros y más libros >. Ya no quiero leer más, no quiero llegar a ser un personaje creado por otro, más tampoco quiero llegar a ser uno nuevo creado por el poder de mi mente, sólo quiero ser yo, el ROJO ZAFIRO que está cada vez más ardiente, mas vivo, y poco a poco mucho más sabio.

Las llamas que se extienden de mis brazos indican que yo poseo el control, escabullirme como pez en los mares y perder el miedo a las arañas indica que ya no le temo al destino, y que he forjado un nuevo mundo alejado de los falsos, de los injustos, aquel en donde las máscaras no tardan en caer a mis pies, -verte sin observarte, tocarte sin registrarte entre mis dedos, respirar tu cálido aroma desde lejos- todo, y escuchen bien, ¡Absolutamente todo!, en su conjunto refiere a que estamos diseñados el uno para el otro para estar juntos, más no por ello romperemos las reglas, y pasaremos por alto el sendero.

Ya que tú: “Ermitaño de ermitaños”, no puedes perder tú rumbo, y yo, cómo el caballero azul de tus sueños debo impedir que suceda exactamente eso, mientras tanto seguirán destilándose emociones a cuenta gotas desde el Azul Índigo hasta el Rojo Zafiro, incluso hasta que las estrellas caigan de los cielos.

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