Pido disculpas a todos aquellos que intentaron amarme y
no fueron correspondidos.
Mi alma es de hojalata, no puedo decir más.
Soy un poeta maldito
Y no
tengo ningún problema con serlo.
Al contrario, siempre necesitaré de la distancia.
Del silencio.
De estar
hundido aunque sea un día en una depresión absoluta donde mi ausencia sea la única aliada del
sonido del viento contra mi puerta.
O la misma ausencia del viento,
Acompañado por el delirio del aire acondicionado que
convierte mis paredes en icebergs.
Junto a estos recuerdos oceánicos que siguen flotando por
su propio peso.
Y ese espacio en la pared de
un cuadro que no existe.
Y un aborto fantasma cubierto
por brillo de seda.
[Con tonos claros para no volverme loco,
Más, más loco.
Y esa antología de aquel
pendejo astronauta,
Oh, pobre astronauta.
Once poemas
extraídos del mismo núcleo de Marte.
Sí, de ahí, de esa boca
deseada.
Esa puta boca con tanto por
decir y que al final no dijo nada.
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